De salida
Hubo un silencio levemente azul
Como el río de cristal
En que el deseo naufraga
Después fueron los cuerpos
Dignamente tiznados
Entregados
Al instante perenne que ya los justifica
Luego hubo un ruidillo equivocado
Un descanso del amor para seguir su ruta
Ahora
Aquí
Nos buscamos
Y en el triste recodo
De aquel río septembrino
Sin rencor Contemplamos
El beso inabarcable
La anchura de su flujo
Su curso interrumpido por la duda
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