Invencidos y niños
Los temblores de antaño
Van tejiendo en nosotros su alabanza
Esa discreta luna
El terciopelo
De tu cuerpo delgado
Y amapola
No hay candente penumbra
Que no aliente un presagio
Ni columna labrada con designios de mármol
Ni esperada esperanza que no aguarde su precio
No hay amor sin tus labios
Pues nos unió gardel
Nos cifra el tango
Mas nos colma su espada venturosa
Y nos basta su mágico arrebato
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