Hasta que el día nos detenga
Solíamos decirnos a las tantas
Existíamos así
Sin más aliciente de existencia
Que el de ese día que habría de detenernos
Desnudos siempre
Con la garganta traspasada de no sé qué
Licores de no sé qué estribillos
Alusivos
Exultantes Con las manos embolsilladas
Y la nariz perpleja ÉRAMOS
TAN
JÓVENES
QUE ABUSÁBAMOS
DEL
DERECHO
A
PERPLEJARNOS
Y el día Claro
Nos sorprendió bien pronto en una esquina
No obstante fue un presidio fácil
Pleno de recuerdos y abundante en resaca
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